Skip to main content

Escoger que fungicida necesitas en tu cultivo es una elección cada vez más complicada. Tanto, que casi siempre tomamos la buena recomendación de un amigo o seguimos el simple: prueba y error. Todo bien, mientras el gobierno nos deje usarlo en campo o hasta que nuestras cepas se hagan resistentes y dejen de tener efecto. Ahí ya se empieza a complicar la cosa.

La elección del tipo de fungicida más efectivo para cada hongo en los cultivos dependerá de varios factores, como el tipo de hongo, la etapa de la infección y las condiciones ambientales.

  • Por ejemplo, algunos hongos son más resistentes que otros a ciertos tipos de fungicidas, por lo que es importante conocer el tipo de hongo que está afectando el cultivo para poder elegir el fungicida adecuado. Abajo te damos más pistas de esto.
  • La etapa de la infección también es importante, ya que algunos fungicidas son más efectivos en las primeras etapas de la infección, mientras que otros son más efectivos en las etapas avanzadas.
  • Por último, las condiciones ambientales, como la humedad y la temperatura, pueden influir en la eficacia de algunos fungicidas.

Podemos considerar las siguientes recomendaciones para cada tipo de hongo en los cultivos:

  • Fungicidas de contacto: Estos fungicidas actúan sobre la superficie de la planta como el mildiu y la roya. Forman una capa protectora que impide la germinación de los esporas de los hongos. Son útiles para evitar la infección de los cultivos antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad. Se recomienda en condiciones de baja humedad. Ejemplos de fungicidas de contacto son el clorotalonil (Resistencia media/alta), mancozeb (Resistencia media/baja) o cobre (Sin resistencia)
  • Fungicidas sistémicos: Estos fungicidas se mueven dentro de la planta y llegan a las partes más afectadas por la infección. Son útiles para tratar infecciones avanzadas o sistémicas en la planta como la verticilosis o la fusariosis. Se recomienda su uso en etapas tempranas de la infección y en condiciones de alta humedad. Ejemplos de fungicidas sistémicos son el tebuconazol (Resistencia media/alta) o el difenoconazol (Resistencia media/alta).
  • Fungicidas protectores: Estos fungicidas actúan como una barrera física sobre la superficie de la planta, impidiendo la germinación de las esporas. Son efectivos para prevenir la aparición de hongos, como el tizón y la antracnosis. Se recomienda su uso preventivo y en condiciones de alta humedad. Ejemplos de fungicidas protectores son la caldo bordelés o la arcilla caolinica. (Ambos sin resistencia)
  • Fungicidas curativos: Estos fungicidas se utilizan cuando la infección ya ha afectado a la planta. Son efectivos para detener la propagación de hongos como el oídio y la botritis. Se recomienda su uso en etapas tempranas de la infección y en condiciones de alta humedad. Ejemplos de fungicidas curativos son el propiconazol (Resistencia media/alta) o el metconazol (Resistencia media).
  • Fungicidas biológicos: Son efectivos para controlar hongos de manera natural y sin dañar el medio ambiente, como el Bacillus subtilis para controlar el mildiu. Se recomienda su uso en combinación con otras estrategias de control de enfermedades. (Sin resistencia)

El quitosano es una de las pocas sustancias que clasifica en todas las categorías de fungicidas y aún así no es considerado un fungicida legalmente. Es decir tiene multiples formas de relacionarse con el sistema de la planta, del suelo y del hongo y por tanto funciona como sistémico, por contacto, como protector, curativo y es por supuesto biológico.

“El quitosano es una de las pocas sustancias que clasifica en todas las categorías de fungicidas y aún así no es considerado un fungicida legalmente.”

Esta complejidad es una de las razones por las que hay tantisima literatura científica al respecto.

Tambien podemos clasificar los fungicidas según su forma de afectar al hongo y como esto nos ayuda a controlarlo. Entre ellos tenemos:

  • Inhibidores de la síntesis de ergosterol: Este tipo de fungicidas afecta la síntesis de ergosterol, que es un componente importante de la membrana celular de los hongos. Ejemplos de fungicidas que pertenecen a esta categoría son el triadimenol y el triazol.
  • Inhibidores de la síntesis de ácidos nucleicos: Estos fungicidas afectan la síntesis de ácidos nucleicos, que son necesarios para el crecimiento y la reproducción de los hongos. Ejemplos de fungicidas que pertenecen a esta categoría son el fluconazol y el azoxistrobina.
  • Inhibidores de la respiración mitocondrial: Este tipo de fungicidas afecta la respiración mitocondrial, que es esencial para la producción de energía en los hongos. Ejemplos de fungicidas que pertenecen a esta categoría son el carboxin y el fenhexamida.
  • Inhibidores de la síntesis de quitina: Estos fungicidas afectan la síntesis de quitina, que es un componente importante de la pared celular de los hongos. Ejemplos de fungicidas que pertenecen a esta categoría son el benomilo, el fenbuconazol y el quitosano.

La elección del fungicida adecuado no lo es todo para el control de los hongos en los cultivos. Siempre será más fácil de solucionar y a la larga más económico, prevenir la enfermedad que curarla. Esto es algo que los agricultores sabemos casi por instinto pero las prácticas del cultivo intensivo nos han llevado a dejar de “invertir” en la calidad del suelo. En su lugar utilizamos las soluciones más rápidas que nos saquen del apuro pero si también nos quitan eso habrá que replantearse otra manera de gestionar nuestros cultivos.