El éxito de Trichoderma como agente de biocontrol se debe a su capacidad para colonizar raíces, desplazar patógenos y activar defensas vegetales. Sin embargo, cuando se combina con quitosano, sus efectos se multiplican. El quitosano no solo ejerce una acción directa sobre los patógenos, sino que prepara el entorno y estimula a Trichoderma para actuar con mayor eficacia. El resultado es una sinergia biológica que refuerza la sanidad radicular y la productividad de los cultivos.
Aumenta la colonización radicular
El quitosano actúa como un facilitador del establecimiento de Trichoderma en las raíces.
- Menor presión patogénica: gracias a su efecto fungistático, el quitosano frena el desarrollo de hongos dañinos. La raíz queda menos expuesta, lo que permite a Trichoderma colonizar rápidamente los nichos disponibles.
- Señales oligoméricas: al fragmentarse en chitooligosacáridos, el quitosano genera moléculas señal que favorecen el reconocimiento y la interacción entre la planta y Trichoderma. Esto mejora la simbiosis y la rapidez de colonización.
- Compatibilidad metabólica: Trichoderma produce quitinasas y quitosanasas que le permiten degradar y aprovechar el polímero como fuente de carbono y energía. De esta forma, crece con mayor biomasa y acelera la colonización radicular.
Beneficio directo: raíces más rápidamente colonizadas, con un escudo microbiano estable y eficaz desde las primeras etapas del cultivo.
Desplaza hongos fitopatógenos
Una vez establecido, Trichoderma despliega un conjunto de estrategias biológicas contra los patógenos.
- Competencia: ocupa espacio y nutrientes en la rizosfera antes que los hongos dañinos.
- Antibiosis: libera metabolitos con acción antifúngica que inhiben el crecimiento de patógenos.
- Micoparasitismo: ataca directamente a otros hongos, enrollando sus hifas, secretando enzimas líticas y degradando sus paredes celulares.
El quitosano potencia este proceso al debilitar a los patógenos previamente, ralentizando su crecimiento y permitiendo que Trichoderma complete el micoparasitismo con mayor eficacia.
Beneficio directo: supresión rápida y duradera de patógenos del suelo como Fusarium, Rhizoctonia y Pythium.
Inducción de defensas sistémicas
La interacción conjunta de quitosano y Trichoderma estimula una respuesta de defensa ampliada en la planta.
- Se activan las vías hormonales del ácido salicílico, jasmonato y etileno.
- Aumenta la producción de fitoalexinas, lignina y compuestos fenólicos que refuerzan la resistencia de los tejidos.
- Se eleva la actividad de enzimas antioxidantes que protegen a la planta frente a estrés oxidativo.
Beneficio directo: plantas más resistentes a reinfecciones y con un sistema inmunológico vegetal “preparado” para responder a nuevos ataques.
Incrementa metabolitos antifúngicos y enzimas de Trichoderma
El quitosano estimula directamente la maquinaria de biocontrol de Trichoderma.
- Activa la producción de metabolitos secundarios como peptaiboles, compuestos volátiles y 6-pentil-α-pirona, todos con acción antifúngica.
- Up-regula la síntesis de enzimas clave como quitinasas y β-1,3-glucanasas, que degradan la pared de los hongos patógenos.
Beneficio directo: Trichoderma se convierte en un antagonista más agresivo y eficiente, reduciendo la capacidad de los patógenos de recuperarse.
Refuerzo fungistático del quitosano
Por sí solo, el quitosano ejerce un efecto fungistático poderoso.
- Su carga catiónica se une a las paredes celulares de los hongos, alterando la permeabilidad de la membrana.
- Inhibe enzimas críticas y bloquea la germinación de esporas.
- Debilita la viabilidad de los patógenos sin afectar a Trichoderma.
Beneficio directo: los patógenos reducen su agresividad, lo que facilita que Trichoderma los supere y domine el entorno.
Mejora la estructura del suelo
El quitosano no solo actúa sobre microorganismos y plantas, también mejora las propiedades físicas del suelo.
- Favorece la agregación de partículas, aumentando la porosidad y aireación.
- Mejora la retención de agua en la rizosfera.
- Genera un microambiente ideal para el desarrollo de Trichoderma y para el crecimiento radicular.
Beneficio directo: un suelo más vivo y equilibrado, con condiciones estables para la acción continua de Trichoderma y para el desarrollo de raíces sanas y vigorosas.
Una estrategia de protección integral
El quitosano potencia todas las fases del biocontrol ejercido por Trichoderma. Desde la colonización inicial de raíces hasta la supresión de patógenos y la activación de defensas en la planta. Además, aporta beneficios adicionales como el efecto fungistático y la mejora de la estructura del suelo.
La combinación de quitosano y Trichoderma no es una suma, es una multiplicación: juntos forman una estrategia de protección integral que asegura cultivos más sanos, resilientes y productivos.
Referencias científicas por si quieres seguir indagando por tu cuenta.
- El-Mohamedy et al. (2014). Chitosan and Trichoderma harzianum as Fungicide Alternatives for Controlling Fusarium Crown and Root Rot of Tomato.
- Shirazi et al. (2022). Chitosan and Trichoderma harzianum: a new challenge for managing Fusarium crown and root rot in asparagus.
- Kappel et al. (2020). Chitin and chitosan remodeling defines vegetative development and mycoparasitism in Trichoderma atroviride.
- Singh et al. (2021). Synergistic ability of chitosan and Trichoderma harzianum in protecting wood from fungal degradation.
- Abdel-Motaal et al. (2023). Biocontrol of Fusarium equiseti using chitosan nanoparticles combined with Trichoderma longibrachiatum.
- Sivanandhan et al. (2022). The multilateral efficacy of chitosan and Trichoderma in plant protection